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Durante el XVI Simposio Nacional de Ingeniería Sísmica se entabló la Mesa de discusión: “Tecnologías de protección sísmica” con el Dr. Héctor Guerrero Bobadilla, del Instituto de Ingeniería como moderador. En este diálogo, participaron el Dr. Michael Constantinou, de la Universidad de Búfalo, Estados Unidos, y el Dr. Juan Carlos De la Llera Martín, de la Pontificia Universidad Católica de Chile. 

En el segundo día del encuentro virtual, realizado el 19 y 20 de noviembre de 2020, se discutió la conveniencia de obligar la aplicación de protección sísmica en estructuras esenciales como hospitales, escuelas y viviendas; la aceptación e implementación en el mercado local; la claridad de su aplicación desde un punto de vista normativo, entre otros aspectos relacionados con la ingeniería sísmica. 

El Dr. Michael Constantinou, de la Universidad de Búfalo, habló sobre el desarrollo y aplicaciones de las tecnologías sísmicas en Estados Unidos. Expuso la información basándose en ejemplos propios, como su participación en proyectos donde implementó tecnologías antisísmicas, como un hospital en Turquía y la construcción de un edificio en San Francisco, California. 

En las construcciones que dirige se ocupan hardwares y softwares altamente efectivos
desarrollados en Estados Unidos, que funcionan para los sistemas de amortiguamiento y estudios viscoelásticos. Pero mencionó que, para llegar a la tecnología avanzada de hoy en día, hubo una evolución en la forma en la que se construyen grandes edificios. 

Por ese motivo, citó grandes construcciones de la antigua Grecia como el Partenón y otras situadas en Turquía e Italia, donde se encontraron edificios que utilizaron técnicas eficientes de gran resistencia y que se sostienen de pie cuando se presenta algún terremoto, evitando la caída de la estructura por medio de cimientos deslizantes, sistemas de aislamiento sísmico antiguos y sistemas de aislamiento tridimensionales. 

Explicó también, que el primer edificio moderno con un sistema de amortiguamiento fue construido en Rusia en 1955, y que en los años sesenta se implementaron en el mismo país las columnas que se balancean, que eran altamente innovadoras. Asimismo, en Japón, en 1988, estaban a la vanguardia porque tenían un sistema de aislamiento vanguardista y que evolucionó hasta ofrecer mayor rigidez con un sistema de 5 péndulos. 
                                                                                                                                                  
De la misma forma, el Dr. Juan Carlos De la Llera Martín, de la Pontificia Universidad Católica de Chile, comunicó el desarrollo y las aplicaciones de estas tecnologías en su país de origen. Recordó las fallas y las medidas que se generaron a partir del terremoto de magnitud 8.8 que abatió a la sociedad chilena el 27 de febrero de 2010. 

El sismo provocó daños irreparables pero también grandes aprendizajes, señaló el Dr. Juan Carlos de la Llera, ya que a partir de este fenómeno natural, ahora la mayoría de los nuevos hospitales cuentan con aislamiento sísmico, como el hospital Marga-Marga, así como otras edificaciones como el edificio Rimini y las viviendas sociales de Paniahue. 

Indicó que hubo cambios normativos significativos después del terremoto de 2010, y que gracias a esas curvas de aprendizaje se creó el Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres (CIGIDEN), donde convergen estudios multidisciplinarios desde el área de las humanidades y de la ingeniería, para entender los riesgos y los daños que provocan los terremotos en las sociedades, así como para incentivar los estudios que propongan alternativas para evitar pérdidas económicas y humanas. 

La última Mesa Redonda del Simposio se tituló “Reflexiones sobre la reglamentación mundial ¿Qué hemos aprendido?” en donde participaron el Dr. Luis Esteva Maraboto y el Dr. Eduardo Reinoso Angulo, ambos del IIUNAM, el Dr. Óscar López Batiz del CENAPRED, el Dr. Rodolfo Valles Mattox, de WSP en México, el Dr. Eduardo Miranda Mijares, de la Universidad de Stanford, Estados Unidos y el M.I. Francisco García Álvarez, de García Jarque Ingenieros. 

El Dr. Luis Esteva Maraboto, del IIUNAM, fue presidente de la Sociedad Mexicana de Ingeniería Sísmica, por lo que su vasta experiencia le permite identificar los retos que tiene la ingeniería sísmica para el futuro. Conversó acerca de los temas que se expusieron en este simposio como las grandes herramientas y técnicas que se ocupan en sistemas irregulares, que todos los ponentes coincidieron en que se deben de dejar de construir. 

“Tenemos pendientes importantes dentro de la profesión, como el método de evaluación de los edificios después de un sismo de intensidad elevada y también sobre cómo lo rehabilitamos”, externó, también comentó que son muy pocos los municipios que tienen normas de diseño sísmico adecuadas y que la resiliencia es un tema que está muy presente porque es importante considerar los daños económicos y sociales que representa un sismo. 

Al final de su participación, alentó a la actualización profesional, tanto de las nuevas generaciones como de las pasadas, ya que hay quienes todavía no se han actualizado con las nuevas normativas y técnicas, así como para aprender de las nuevas tecnologías para desarrollar mejores recomendaciones para los próximos sismos.  

Por otro lado, el Dr. Eduardo Reinoso Angulo, investigador del IIUNAM, resaltó la importancia de la gestión financiera del riesgo y cómo los ingenieros han contribuido a esta situación. A su vez, remarcó que el objetivo de la ingeniería sísmica es tener una ciudad resiliente para evitar muertes por colapsos y que sean pocos los números de heridos. 

Insistió en que la recuperación de los edificios debería ser en menos de 72 horas, así como el proceso de evaluación de las construcciones viejas para determinar si se tienen que demoler, reparar o reforzar. “La ingeniería práctica debe de entender y aplicar los códigos, en los despachos o los grupos de ingenieros con muchas especialidades, aunado con una investigación exhaustiva”, puntualizó.