Resiliencia Sísmica en México

El VII Simposio de Ingeniería Sísmica UPAEP 2020 se llevó a cabo de manera virtual para exponer los retos pendientes para la resiliencia sísmica en México y en el mundo. La séptima edición de este evento organizado por la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), el Decanato de Ingenierías y la Escuela de Ingeniería Civil, contó con la presencia de seis expertos en resiliencia sísmica.

 
El Dr. Leonardo Ramírez Guzmán, investigador del Instituto de Ingeniería, impartió la conferencia magistral “Monitoreo sísmico en México: Situación actual, retos y aplicaciones en la Ingeniería Civil”. El maestro en estructuras y doctor en Ingeniería civil, dirige la Unidad de Instrumentación Sísmica del IIUNAM, y actualmente es el Coordinador de Ingeniería Sismológica del mismo instituto.
 
¿Por qué se monitorea el movimiento y cuáles son los beneficios de hacer esa vigilancia? Señaló que estas aplicaciones están orientadas a la respuesta rápida después de un sismo, ya que en México convergen cinco placas diferentes, la de Norteamérica, la de Cocos, Caribe, Pacífico y Rivera, lo que lo convierte en una región de alta sismicidad, por lo que es de vital importancia la red de acelerómetros y sismógrafos distribuidos a lo largo y ancho de todo el país.
 
Estos equipos miden el desplazamiento, la velocidad y la aceleración del lugar de interés y alertan si detectan una aceleración pico y otros parámetros de movimiento que indican que hay un movimiento telúrico. Posteriormente, se elabora un informe donde se detalla la información correspondiente al sismo, como la magnitud, el epicentro, la profundidad del movimiento, entre otros datos.
 
“El monitoreo sísmico es indispensable para la comprensión del fenómeno y sus efectos, para conocer y estimar rápidamente tanto la severidad del movimiento como la magnitud de las inundaciones generadas por tsunami, así como los daños potenciales a la infraestructura y viviendas del país”, explicó el Dr. Ramírez Guzmán.
 
“Lo que la ingeniería sísmica busca es evitar imágenes como las que se emitieron en 1985 y en 2017, así como reducir los daños reportados en los últimos sismos que han devastado el paisaje citadino”, comentó el académico. Expresó que en México disponemos de herramientas para tener información oportuna sobre la intensidad, y en el caso de la Ciudad de México, de los daños que provocan los terremotos.
 
El investigador expuso que uno de los retos que tiene el país en temas de monitoreo es mejorar la cobertura de acelerógrafos para satisfacer el servicio que ofrece el Servicio Sismológico Nacional, así como brindar la información de los movimientos a través de un portal que tenga a su disponibilidad todo el monitoreo de forma accesible.
 
Por otra parte, el Dr. Gustavo Ayala Millián, investigador del Instituto de Ingeniería, impartió la conferencia magistral “Lecciones derivadas de la experiencia de México después de los sismos de 2017 y la necesidad de una nueva filosofía de diseño sísmico”, donde subrayó que la importancia de los reglamentos de construcción es proteger las vidas humanas y reducir las probabilidades de colapso de los edificios.

México está asociado a dos grandes peligros, el primero está relacionado a los desastres meteorológicos, como ciclones o huracanes, que causan gran daño a la infraestructura construida y afectan gravemente a la población. Y el otro, es el de los desastres sísmicos, ya que gran parte del país se encuentra en una zona de alta sismicidad, por año tenemos más de 100 sismos con magnitudes mayores a 4.5.
 
Han sido múltiples los desastres sísmicos en nuestro país, en la época prehispánica ocurrió un sismo que destruyó gran parte de los templos y construcciones de Tenochtitlán. Y siete grandes sismos han sacudido Puebla en los últimos 90 años, y han tenido una gran afectación a la edificación urbana y sobre todo a las construcciones históricas, claves en esta región mexicana, comentó el investigador.
 
Uno de los mayores retos que tiene la ingeniería sísmica, señaló el Dr. Gustavo Ayala, es la recuperación de la funcionalidad de la estructura afectada por los temblores, ya que actualmente hay una cifra bastante alta de personas que no tienen vivienda por los sismos de hace más de 30 años y de los más recientes. La resiliencia es una palabra que está de moda, pero como concepto amplio se define como la capacidad de las comunidades para sobrevivir, adaptarse y recuperarse de un evento catastrófico.
 
En el simposio, también participaron el Mtro. Marco Antonio Galaviz González, posgraduado de la University of Brithish Columbia en Canadá, con la ponencia titulada “Respuesta sísmica de edificios altos usando registros sísmicos basados en el NBCC 2015”, donde explicó el análisis probabilístico de riesgo sísmico que realizó para la ciudad de Vancouver.
 
El Mtro. Daniel Jiménez Torres, posgraduado en la Université Grenoble Alpes, Francia, ofreció la charla “Estructuras de tierra: comportamiento experimental y modelación numérica”, en la que explicó que estos estudios son relevantes para la conservación de construcciones históricas, ya que el 10% de los sitios históricos, arqueológicos y arquitectónicos clasificados en la “Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO” están construidos con tierra, y aproximadamente el 25% de estas estructuras están en riesgo de inundación o de derrumbe por sismos.
 
El tema del “Aislamiento sísmico como propuesta de rehabilitación de estructuras vulnerables” fue impartido por el Mtro. José Alberto Herrera Hernández, posgraduado en la Facultad de Ingeniería de la BUAP. Informó que gran parte de las edificaciones antiguas no cuentan con los estándares establecidos en las normativas de construcción actuales, por lo que son más propensas a sufrir un derrumbe o alguna otra afectación frente a un sismo.
 
Y el estudiante Cristhian Rivera Valdez, de la Escuela de Ingeniería, UPAEP, habló sobre la “Base de datos de daños por sismo observados en la Ciudad de Puebla”. Manifestó que hay una base de datos de daños que data de 1999, sin embargo, mientras más se va atrás en el tiempo, se va perdiendo el archivo histórico o no fueron registrados los eventos sísmicos. “Por ese motivo es relevante hacer un registro de daños, porque es importante conocer el pasado para poder hacer algo por el futuro. Aún hace falta mucha más información, por eso es necesario hacer un rastreo de datos”. ​