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Passwords

​​​Password ​


Uno de los elementos de la seguridad informática que se utiliza con mayor frecuencia en los sistemas de cómputo, es la llamada contraseña o password. De hecho, cuando accedemos al correo electrónico, al sistema operativo de nuestra computadora o algún sistema del Instituto como la base de datos académica (SDBAII), el sistema de control de estudiantes (SICOE) o quizá el sistema de reservaciones, aparte de requerir el nombre de usuario, se solicita la contraseña que, como es bien sabido, si alguno de estos elementos no es proporcionado o se teclea incorrectamente, simplemente se niega el acceso.
 
Scarfone (2009) define la contraseña como una secuencia de caracteres secretos (combinación de letras, dígitos o signos) que el usuario utiliza para autentificar su identidad en un sistema informático. El término autentificar o autenticar es el proceso de validación que se lleva a cabo para  garantizar el acceso a los recursos de dicho sistema  involucrando algo que el usuario “conoce”  (la misma contraseña), el usuario “es” (huella digital, geometría de la mano, reconocimiento facial) o el usuario “posee” (tarjeta de acceso). 

Sin embargo, muchas veces el usuario no vislumbra la importancia que tiene la secrecía de una contraseña y por comodidad,  desconocimiento o descuido, la evidencia o expone ante personas no autorizadas para ingresar a los sistemas, vulnerando la seguridad y provocando problemas potencialmente peligrosos no sólo para el usuario mismo, sino para toda la organización. Ya desde 1985, la NIST1 publicó el estándar Password Usage, en donde cuestiona la efectividad de las contraseñas fundamentalmente porque los usuarios la olvidaban fácilmente o porque se la proporcionaban a otras personas sin el menor reparo de ello. 

Esto conlleva a pensar que gran parte del trabajo debe centrarse en la concientización de  la importancia que tiene la contraseña para un usuario. Pero no es tan sencillo, por ejemplo, ¿qué posibilidades hay de recordar una contraseña como la siguiente? Mo9YT5FB1aab@54. Aunque por la longitud y la combinación de caracteres, se consideraría como altamente efectiva (se recomienda que la longitud sea de al menos 8 caracteres y se combinen letras, dígitos y signos), lo más seguro es que por su complejidad, el usuario la escribirá en un papel y lo guardará en un lugar de fácil acceso (en el cajón, debajo del teclado o incluso en la misma pantalla de la computadora), luego entonces,  la efectividad y la seguridad se vulneran. Aún más, la seguridad se compromete severamente cuando existen  ciertos usuarios mal intencionados que buscan obtener esas claves, pues su acceso representará la obtención de información pudiendo ser altamente valiosa y rentable, para sí mismos o para intereses ajenos. 

Normalmente, al crear una contraseña, es común emplear palabras fáciles de recordar como nombres de familiares, deportes, RFC, placas del automóvil, fechas de cumpleaños, o nombres de mascotas, aumentando la seguridad escribiéndolas al revés. Sin embargo, los usuarios expertos y mal intencionados (generalmente llamados “hackers de sombrero negro” o “crackers”), tienen métodos, como el denominado “fuerza bruta” que permite detectar contraseñas mediante el intento continuo de múltiples combinaciones de letras y números. Es por ello, que a lo largo del tiempo se han desarrollado diversas técnicas que permiten al usuario crear contraseñas que sean de fácil memorización y altamente seguras. 

Texto modificado. La primera de ellas, es el empleo de nombres sencillos pero sustituyendo algunas letras por números o caracteres especiales. Por ejemplo, para convertir la palabra “instituto”  en una contraseña más segura, se sustituyen los caracteres “i” por el número “1” (1nst1tuto), se modifica la letra “s” por el número “5” (1n5t1tuto), después se cambia la letra “o” por el “0” (1n5t1tut0) y las letras “n” y “u” se invierten (1u5t1tnt0). Si además, la contraseña se refuerza agregando un número de la suerte, por ejemplo el 9 y 6, colocándolos al principio y al final (91u5t1tnt06), en posiciones pares (19u5t61tnt0) o impares (1u95t1tn6t0), se obtendrá una contraseña segura y fácil de memorizar. Es obvio, que estas técnicas son conocidas por los hackers, pero si se sustituyen algunas letras y otras no, la complejidad será mayor y la posibilidad de adivinarla será mínima. 

Mnemónicos. Otra técnica para crear contraseñas seguras es recordar una frase como un poema, letra de alguna canción o frase célebre, preferentemente no muy conocida, por ejemplo, “Puedo escribir los versos más tristes esta noche” y tomar la primera letra de cada palabra (Pelvmten) o la primera y última letras (Poerlsvsmstseane) y aplicar la técnica anterior, sustituyendo caracteres por números (P0er15v5m5t5eane) obteniéndose como resultado una contraseña altamente poderosa de 16 caracteres de longitud. 

Combinación de  palabras modificadas. Consiste en seleccionar dos o tres palabras inconexas y sustituir los caracteres por números o símbolos. Esta técnica es muy parecida al texto modificado con la diferencia de utilizar dos o más palabras sin relación alguna. Por ejemplo, las palabras “corre” y “pelota” se utilizarían como password así: c0rrEPe10t@; o las palabras “agua” y “computadora” quedarían como: @gu@c0mput@d0r@. Estas técnicas, aunque útiles, también podrían representar ciertas dificultades para el usuario al intentar recordarlas. Una alternativa es emplear una sola palabra fácil de recordar y modificarla creando derivaciones como agregar una serie de números o símbolos en distintas posiciones. Esto es útil sobre todo cuando se emplea la misma contraseña en distintos sistemas. Por ejemplo, la palabra “Eficiencia” se escribiría como contraseña base “Ef1c1enc1@” y sus respectivas derivaciones: agregando el número 47 “47Ef1c1enc1@”, el * “*Ef1c1enc1@47” o  el número 51 “51Ef1c1enc1@”. Claro está que las reglas deberán almacenarse para que no se olviden pero la contraseña base queda en la mente del usuario. 

Finalmente, e independientemente de aplicar las técnicas anteriores que permiten al usuario crear contraseñas más seguras, es conveniente tomar en cuenta las siguientes recomendaciones: 

1. Nunca escribir una contraseña, al menos en lugares muy evidentes y de fácil acceso (post-it, agendas, cuadernos, etc.) 
2. No darla a conocer. Recordar que el uso es personal y que si bien el propietario puede ser cuidadoso y seguir estas reglas, a quien se le otorga, quizá no. 
3. Cambiarla frecuentemente. Es muy saludable esta recomendación ya que su  renovación minimiza la probabilidad de caer en manos de usuarios indeseables. 
4. Utilizar palabras extensas o frases con más de cuatro palabras de tal manera que se formen contraseñas de al menos ocho caracteres. Esto disminuye el riesgo de ser detectada por fuerza bruta. 
5. Al crearla, siempre combinar letras, números y símbolos. 
6. Nunca reutilizar contraseñas. 
7. Evitar que haya gente viendo el teclado al ingresarla a un sistema. 

Es importante recordar que las contraseñas son las puertas de acceso a información o recursos pudiendo ser altamente sensibles para la organización y para el mismo usuario y que, al no concientizar sobre su importancia, su seguridad se verá gravemente comprometida.  
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1 NIST National Institute of Standards and Technology 





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Referencias 

Scarfone, K.,  (2009) Guide to Enterprise Password Management (Draft), National Institute of Standards and Technology, Special Publication 800-118, USA. 

National Institute of Standards and Technology, (1985, mayo), Announcing the standard for password usage,( Processing Standards Publication 112), USA. Tomado de
http://www.itl.nist.gov/fipspubs/fip112.htm 

National Institute of Standards and Technology, (1995), An introduction to computer security, (The NIST Handbook Special Publication 800-12), USA. Tomado de http://csrc.nist.gov/publications/nistpubs/800-12/handbook.pdf


Elaborada por: M.A. Cuauhtémoc Vélez Martínez​


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